Each year, between September 15 and October 15, communities across America come together to celebrate the heritage, history, and contributions of Latine people in the United States. At Medical Teams, we’re blessed to work alongside many Latine team members in the United States and in Colombia. One of those incredible Latine team members is Marysabel Cardozo, who works in our marketing department.

In honor of National Hispanic Heritage Month, we’re handing the mic to Marysabel, who shares her experience of working on behalf of Venezuelan migrants in Colombia from the U.S. She’s responsible, in part, for sharing stories from the people we serve…including people from Venezuela, not unlike her own family.

Read on to hear from Marysabel as she reflects on faith, family, and her work at Medical Teams!

¡A continuación encontrará una versión en español del texto: desplácese hacia abajo para leer las reflexiones de Marysabel sobre la fe, la familia y su trabajo en Medical Teams!

Marysabel shares her story

On any given weekday morning, I wake up and make myself a coffee — always iced no matter the weather. Caffeinated and a bit happier, I start the process of making arepas, a Venezuelan staple. I pour a bit of water and add the cornmeal flour, Harina Pan. The logo on the package is a woman, wearing a white bandana with red polka dots, red hoops, and matching red lipstick. She feels like part of the family.

She’s seen me watch my mom make arepas as a young girl in our Miami townhome. She witnessed my arepa blunders in college — too dry, not enough water. Too raw, not enough flour. She’s here now, as I get ready for work. Once I’ve poured enough flour and sprinkled a little salt, I start kneading the way my mom taught me and my grandmother taught her.

I break up the dough into two balls and begin flattening each into two rounds. I heat up a skillet, then warm them until they’re cooked through, turning off the stove so the tops don’t burn. As they cool, I slice them and lather each with butter before stuffing them with shredded cheese. Taking my plate and coffee to my desk, I power up my laptop.

After my first bite, I smile, amazed I get to be a part of Medical Teams, which includes helping Venezuelan migrants who benefit from our country program in Colombia.

It’s absolutely humbling. It’s absolutely motivating. I stepped into this work 5 months ago, and now I can’t picture myself doing anything else.

As someone who believes in Jesus, I’m grateful He’s given me an opportunity to love like Him in what I do every day. As a woman, I’m inspired to share the stories of women, who sacrifice and work hard for their families, so they get the care needed to not only survive but thrive in their communities. As a Latine migrant myself, I’m beyond inspired to make use of the sacrifices my mother made for me.

Striving for a better life

A woman laughing in front of a yellow background who inspired Marysabel Cardozo
This is Margri, a Medical Teams volunteer health worker in Colombia, whose story touched Marysabel’s heart.

They’re similar sacrifices to the ones many of the people we serve have made. Most of them left everything they knew and everyone they loved behind in search of a better life with more opportunities. During my first week, I was told the story of a courageous, hardworking woman named Margri who serves as a community health worker in Colombia. She’s a mother. A fighter. A Venezuelan migrant.

I learned her story and thought of my mother’s story. A mother. A fighter. A Venezuelan migrant.

In 1997, my parents decided to leave everything they knew behind in Venezuela to escape the pending political turmoil and corruption that would ultimately overtake our beautiful country. I was 2-years-old when we landed in sunny Florida. Although I don’t remember Venezuela, my mother made sure we never forgot our culture. She sacrificed her career and the opportunity to practice English with us so we wouldn’t lose our native tongue or heritage.

Faith and family at Medical Teams

So when I look at Margri, and hear about the difficult choices she had to make — for her family, for a better life, for herself — my eyes fill with tears. Not only because she reminds me of my own mother, but also because despite the miles between us, we share a subtle connection.

We both help others through our work with Medical Teams. She helps her community with visits, intentional care, and laughter that demonstrates the hope and joy one can have no matter the trials. I share stories like Margri’s so those who can help keep these programs running are motivated and inspired to do so.

I can’t think of a better way to not only honor Jesus, but honor my heritage as well.

Celebrating National Hispanic Heritage Month

Our work brings us alongside many dedicated and talented Latine people every day. Celebrating their contributions — from our community health workers to our marketers — is an easy thing to do. We’re grateful for them during Hispanic Heritage Month and always!

Learn more about our work in Colombia.


Haciendo Arepas: Marysabel Cardozo reflexiona por el Mes de la Herencia Hispana

Cada año, entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre, comunidades de todo los Estados Unidos se reúnen para celebrar la cultura, la historia y las contribuciones de los latinos en los Estados Unidos. En Medical Teams, tenemos la suerte de trabajar junto a muchos miembros latinos de los equipos en los Estados Unidos y Colombia. Una de esos increíbles miembros Latinos del equipo es Marysabel Cardozo, quien trabaja en nuestro departamento de marketing.

En honor al Mes de la Herencia Hispana, le entregamos el micrófono a Marysabel, quien comparte su experiencia de trabajar en nombre de los inmigrantes Venezolanos en Colombia desde los EE. UU. Ella es responsable, en parte, por compartir historias de las personas a las que servimos… incluyendo personas de Venezuela, no muy diferente a su propia familia.

¡Siga leyendo para escuchar a Marysabel reflexionar sobre la fe, la familia y su trabajo en Medical Teams!

Marysabel comparte su historia

Cualquier mañana entre semana, me levanto y me preparo un café, siempre con hielo, sin importar el clima. Un poco mas despierta, comienzo el proceso de hacer arepas, un plato comun en Venezuela. Le echo un poquito de agua y le agrego la harina de maíz, Harina Pan. El logo en el paquete es una mujer que lleva un pañuelo blanco con puntos rojos, zarcillos rojos y un pintalabios rojo. Es como si ella fuera parte de la familia.

Ella me ha visto ver a mi mamá hacer arepas cuando era niña en nuestra casa de Miami. Ella fue testigo de mis errores con la arepa en la universidad: demasiado seca, necesita mas agua. Demasiado crudo, necesita mas harina. Y está aquí ahora, mientras me preparo para empezar a trabajar. Cuando he echado suficiente harina y un poco de sal, empiezo e amasar como me enseñó mi mamá y como mi abuela le enseñó a ella.

Rompo la masa en dos bolas y empiezo a aplanar cada una en dos rondas. Luego los caliento en un sartén hasta que estén bien cocidos y apago la estufa para que no se quemen. Mientras se enfrían, corto la arrepa y le añado mantequilla antes de hecharle queso rallado. Llevando mi plato y café a mi escritorio, enciendo mi computadora.

Después de mi primer mordisca, sonrío, asombrada de poder ser parte de Medical Teams, que incluye ayudar a los migrantes venezolanos que se benefician de nuestro programa en Colombia.

Me llena de humildad. Me llena de motivación. Hace cinco meses empecé este trabajo y no me imagino trabajando en otra cosa.

Como creyente de Jesús, estoy agradecida de que El me haya dado la oportunidad de amar como Él en lo que hago todos los días. Como mujer, me inspira compartir las historias de mujeres que sacrifican y trabajan duro por sus familias, para recibir la atención necesaria no solo para sobrevivir sino también para prosperar en sus comunidades. Como migrante latina, estoy más que inspirada para valorar diarament los sacrificios que mi madre hizo por mí.

Luchando por una vida mejor

Margri stands in front of a yellow wall smiling and blinking in Colombia.
Esta es Margri, una trabajadora sanitaria voluntaria de Medical Teams en Colombia, cuya historia tocó el corazón de Marysabel.

Son sacrificios similares a los que han hecho muchas de las personas a las que servimos. La mayoría de ellos dejaron atrás todo lo que conocían y a todos sus seres queridos en busca de una vida mejor y con más oportunidades. Durante mi primera semana con Medical Teams, me contaron la historia de una mujer valiente y trabajadora llamada Margri que es trabajadora de salud comunitaria en Colombia. Ella es madre. Luchadora. Migrante Venezolana.

Conocí su historia y pensé en la historia de mi madre. Madre. Luchadora. Migrante Venezolana.

En 1997, mis padres decidieron dejar todo lo que conocían en Venezuela para escapar la agitación política y la corrupción que finalmente se apoderarían de nuestro hermoso país. Tenía 2 años cuando aterrizamos en la soleada Florida. Aunque no recuerdo a Venezuela, mi madre se aseguró de que mi hermana y yo nunca olvidáramos nuestra cultura. Ella sacrificó su carrera y la oportunidad de practicar inglés con nosotras para que no perdiéramos nuestra lengua materna ni nuestra herencia.

Fe y familia en Medical Teams

Entonces, cuando miro a Margri y escucho las difíciles decisiones que tuvo que tomar — por su familia, por una vida mejor, por ella misma — mis ojos se llenan de lágrimas. No sólo porque me recuerda a mi propia madre, sino también porque a pesar de las millas que nos separan, compartimos una conexión.

Ambas ayudamos a otros a través de nuestro trabajo con Medical Teams. Ella ayuda a su comunidad con visitas, atención intencional y su risa que demuestra la esperanza y la alegría que uno puede tener sin importar las circumstancias. Y yo comparto historias como la de Margri para que aquellos que pueden ayudar a mantener estos programas en funcionamiento estén motivados e inspirados para hacerlo.

No me puedo imaginar una mejor manera no sólo de honrar a Jesús, sino también de honrar mi herencia.

Celebrando el Mes de la Herencia Hispana

Nuestro trabajo nos acerca cada día a muchas personas latinas dedicadas y talentosas. Celebrar sus contribuciones — desde nuestros trabajadores de salud comunitarios hasta nuestros especialistas en marketing — es algo fácil de hacer. ¡Estamos agradecidos por ellos durante el Mes de la Herencia Hispana y siempre!

Conozca más sobre nuestro trabajo en Colombia.